Llega la primavera y con ella la flor reina de la dieta mediterránea. Un delicado manjar que se puede disfrutar, hervido, frito, a la plancha o a la brasa.
La alcachofa es una flor sin abrir de una especie de cardo. Su nombre procede del árabe al’qarsuf, cardo pequeño. En flor tienen unos pelillos morados que la coronan igual que los cardos silvestres. Se come solo la parte interior más carnosa y tierna. Esconde entre sus hojas un tesoro de antioxidantes, vitaminas y minerales. Su consumo regular reduce el colesterol, protege el hígado, es saciante y ayuda a las digestiones grasas.
Lo más engorroso de esta receta es limpiar las alcachofas, pon tu música favorita y en un par de canciones veras como ha merecido la pena. Este plato es un capricho para el paladar.
Consume verduras de temporada a diario.
4 personas / 15 minutos
Ingredientes:
- 6 alcachofas pequeñas o 4 grandes
- 1 manojo de perejil
- 2 puñados de almendras peladas
- 3 dientes de ajo
- ½ cucharada de harina integral
- AOVE (aceite de oliva virgen extra)
- Aceite de guindilla (opcional)
- sal
Pon agua fría en una cazuela con una cucharada de harina integral y un par de ramas de perejil fresco.
Limpia las alcachofas. Primero quita las hojas exteriores con los dedos hasta llegar a las más tiernas y blancas. Corta la punta de la alcachofa para que te quedes solo con las dos terceras partes del corazón. luego con un pelador tornea el tronco y el tallo. El tallo es un prolongación del corazón y es una de las partes más ricas y delicadas de la alcachofa. No lo tires solo quítale la parte exterior más dura. Corta la alcachofa en cuartos y échala inmediatamente a la cazuela de agua para que no se oxide y se ennegrezca.
Cuece durante 8 minutos.
Mientras en un mortero echamos sal, el ajo, las almendras y el perejil picado. Majamos hasta obtener una pasta grumosa. Puedes desestresarte así o ahorrarte el trabajo con una batidora. Después añade un par de cucharadas de aceite a la pasta . Si te atreves puedes darle un toque con aceite de guindilla.
En una sartén con AOVE echamos la picada o majado y rehogamos un minuto. Añadimos las alcachofas escurridas y la harina y removemos. Añadimos un poco del caldo de cocer las alcachofas hasta casi cubrirlas.
Dejamos a fuego moderado otros 4 minutos para que la salsa se reduzca y espese .
TIPs:
Las alcachofas frescas son de color verde intenso (sin manchas negras) apretadas y duras con el tallo firme. Las pequeñas son más tiernas.
Aprovecha el caldo de la cocción de la alcachofa para un arroz o sopa.
Cómo todos los guisos, esta receta es ideal para congelar, haz más cantidad para el día que no te apetezca cocinar.
Si comes alcachofas olvídate de tomar un buen vino tinto, ya que estas contienen unos fenoles que anulan totalmente su sabor.
Disfruta de las alcachofas frescas preparadas de todas las formas posibles que se te ocurran. Incluso en la pizza.