Ensalada skyline

Ensalada skyline

Comer verduras crudas tiene muchos beneficios ya que contienen muchas enzimas y vitaminas que se destruyen a altas temperaturas. Cocinar los vegetales sirve para hacerlos más digestivos. Sin embargo lo habitual es cocinarlos demasiado y el resultado final es fofo y poco atractivo. Normal que no te guste. Algunas hortalizas crudas como las zanahorias son exquisitas por su frescor y textura crujiente. Gracias a la gran variedad de vegetales que se cultivan en nuestro país, a un precio muy asequible, contamos con un mundo de posibilidades por explorar como es el caso del calabacín, el champiñón o los brotes. Las semillas y las legumbres no son una excepción porque aunque comerse un garbanzo crudo nos puede llevar al dentista, resultan totalmente diferentes si se germinan o mantienen el tiempo suficiente a remojo.

La receta de hoy es una ensalada de concepto muy diferente, está deliciosa y resulta muy vistosa si tienes invitados o te quieres regalar una explosión de color. También puede ser un entrante original y una receta de aprovechamiento para usar aquellos vegetales que quedan huérfanos en la nevera.

¿Te atreves a dar rienda suelta a tu creatividad?

INCORPORA A TU DIETA HORTALIZAS Y VERDURAS CRUDAS

 

1 personas / 12 minutos de preparación (tiempo ilimitado para decorar)

Ingredientes

  • 1 espárrago verde fresco
  • 1 espárrago blanco fresco
  • 1 trozo de pimiento rojo
  • 1 trozo de penca de acelga roja
  • 1 trozo de penca de apio
  • 1 tomate cherri
  • 1 trozo de remolacha roja fresca
  • 2 zanahorias baby con sus hojas
  • 2-3 hojas de rúcula
  • queso de cabra tipo rulo eco (120 g)
  • 1 pizca de orégano
  • 1 pizca de tomillo
  • semillas de sésamo negro, blanco, chía o lino para decorar
  • sal marina
  • AOVE

El método es muy sencillo: crear una base de queso cremosos para pinchar los vegetales.

Cuece los espárragos en agua con sal. Los blancos necesitan 12 minutos y los verdes 6 ó 7. Tienen que quedar turgentes.

Mientras tanto lava, pela y corta el resto de los vegetales con la forma que más te guste.

Pon el queso en un bol con las especias y tres cucharadas de agua mineral. Mezcla bien hasta que tengas una pasta cremosa pero consistente. Ya tienes una crema de queso a las finas hierbas.

Es el momento de sacar el Picasso que llevas dentro.

Dispón una bola de la crema queso sobre un plato. Con una cuchara dale forma de disco plano de 1,5 cm de grosor y 9 cm de diámetro. Pincha en él los vegetales con un desorden ordenado. Asegurarte de que estén bien escurridos.

Por último riega con un poco de AOVE y espolvorea con semillas de sésamo negro. Decora con unas hebras rizadas de apio o acelga.

Disfruta untando los vegetales con el queso. ¡Mmm…!

TIPs:

Las cremas de queso para untar comerciales contienen demasiada sal y aditivos que le podemos ahorrar a nuestro precioso organismo. Además compradas son mas caras. Invierte tu dinero en un queso real o sea de calidad. Convertir un queso de cabra en untable es muy fácil y se hace en un pis-pas. Mi queso de cabra tiene un sabor bastante intenso así que no he puesto muchas especias pero un queso más suave admite más especias como la pimienta, el cilantro o el romero. Juega con el agua echándola poco a poco hasta que tengas la textura deseada. Si le añades cúrcuma se tiñe de amarillo.

La receta no necesita sal porque el queso ya tiene suficiente.

Los espárragos verdes van cocidos pero si te atreves también pueden ir crudos si son tiernos.

La penca de acelgas que he escogido era bastante tierna. Tenlo en cuenta porque algunas resultan demasiado duras o intensas al paladar. Prueba antes los vegetales para saber si te gustan crudos y combinan bien con el queso.

¡ Échale imaginación ! Como siembre todos los ingredientes se pueden sustituir por otros y jugar así con los colores, texturas y sabores. La base puede ser un humus espeso de garbanzos o de remolacha. Por encima puede ir un crujiente de frutos secos o pipas y las verduras pueden cambiar con la estación. Una vez más esta receta se puede convertir en mil y una para convertir así tu plato en un jardín de mil colores.

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