Los guisantes pueden mejorar la circulación, reducir el colesterol y contribuir a un funcionamiento correcto del sistema nervioso. Gracias a su alto contenido en vitaminas del grupo B ayudan al mantenimiento de las fibras nerviosas, a mantener la coordinación y a mitigar la depresión y el mal humor. También ayudan a reforzar la flora intestinal y los movimientos del intestino luchando contra el estreñimiento y son una excelente fuente de energía de liberación lenta.
Esta curiosa y delicada planta a caballo entre una verdura y una legumbre es una maravilla. Sin embargo, los guisantes no son recomendables en casos de reumatismo, artritis o problemas renales.
Hoy os traigo una receta muy básica, económica y de temporada. De esas que saben a abuela, sin muchas pretenciosas pero muy rica. La clave está en la calidad de los ingredientes y no olvidarse de ponerle mucho amor para que alimente más, jaja. Como sucede con las abuelas, los guisantes a pesar de ser chiquitines y humildes están llenos de virtudes.
¿Odias los guisantes? Eso es porque no has probado la receta de la abuela Mercedes.
COME LEGUMBRES y VERDURAS HABITUALMENTE
2 personas / 15 minutos
Ingredientes
- 3 tazas de guisante ( 150 g)
- 1 patata pequeña (200g)
- 1/2 cebolleta (la parte verde incluida)
- 2 huevos Eco
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharadita de harina integral
- 1 cucharadita de pimentón dulce de La Vera
- AOVE (aceite de oliva virgen extra)
- sal marina
Cuece los huevos unos 7 minutos. Pélalo y cortado en cuadradillos pequeños.
Lava, pela y corta en daditos pequeños la patata. Fríe con abundante aceite de oliva hasta que comienzan a estar doradas.
Cuece los guisantes en agua con sal 5 minutos ( 7 si son congelados).
Pica la cebolleta y el ajo. Rehoga con 3 cucharadas de AOVE y sal durante unos 4 minutos a fuego suave. Añade la harina y cocina un minuto en el aceite del rehogado. Suma los guisantes con tres cucharadas del caldo de su cocción y remueve 1-2 minutos más para que ligue todo. Por último añade las patatas doradas, el pimentón y uno de los huevos picados.
Decora con el resto del huevo y un poco de pimentón.
¡Listo! Tu abuela estaría orgullosa.
TIPs:
La temporada de los guisantes es de marzo a mayo y se pueden comer crudos. A mi me chiflan frescos, pero tampoco hay que hincharse.
No cocines demasiado los guisantes. No nos interesa que queden arrugados y grisáceos como lagartos. Además de poco apetecibles pierden gran parte de nutrientes y sabor.
Los guisantes congelados, aunque también son una excelente opción no contienen tantas vitaminas. El problema es que los guisantes frescos son más caros y se necesitas 2 ó 3 kilos de vainas para conseguir uno de granos además del trabajo de pelarlos. Pero si te los regalan o tienes huerta no lo dudes son un lujo.
La cucharadita de harina debe de estar bien cocinada en el aceite del rehogado. Si no, sabrá a crudo y la salsita será un asco. En ese caso, es mejor no añadirla y echar directamente los guisantes bien escurridos sin las 3 cucharaditas del caldo de cocción.
Los daditos de patatas se añaden en el último momento para conservar su crujiente. Si lo vas a comer los guisantes en otra ocasión resérva las patatas a parte. Si se ablandan, pierde la gracia de las texturas.
¡Experimenta! Normalmente cocinamos demasiado la verdura y luego no nos gusta. Es normal porque ha perdido en gran medida su sabor y su textura. Prueba diferentes maneras y quién sabe si convertirás en un gran amante del verde. Esta receta se puede hacer también con alubias verdes o incluso un bote de alubias para preparar una comida exprés.