Síntomas

La EM es una enfermedad muy variable y los síntomas dependen de las áreas del sistema nervioso central que se hayan visto afectadas y la magnitud del brote. Los episodios pueden durar días, semanas o meses e ir seguidos de períodos de reducción o ausencia de los síntomas (remisiones). También pueden presentarse de forma progresiva. La fiebre, los baños calientes, la exposición al sol y el estrés pueden desencadenar o empeorar los brotes.

 

No hay una EM típica. La mayoría de las personas con EM experimentará un conjunto diferente de síntomas, y aunque hay síntomas comunes a muchas personas, éstos pueden variar en severidad y duración, incluso en la misma persona.

Los síntomas más comunes son:

  • Síntomas musculares, de equilibrio y coordinación:
    • Fatiga.
    • Pérdida del equilibrio.
    • Entumecimiento (parestesia) o sensación anormal en cualquier área.
    • Problemas para mover los brazos y las piernas.
    • Problemas para caminar.
    • Problemas con la coordinación y para hacer movimientos pequeños.
    • Temblor en uno o ambos brazos o piernas.
    • Debilidad en uno o ambos brazos o piernas.
  • Síntomas vesicales e intestinales:
    • Estreñimiento.
    • Micciones frecuentes y/o urgentes.
    • Incontinencia urinaria.
  • Síntomas oculares:
    • Visión doble.
    • Visión borrosa.
    • Neuritis óptica.
    • Movimientos oculares rápidos e incontrolables.
    • Pérdida de visión (infrecuente).
  • Entumecimiento, hormigueo o dolor:
    • Dolor muscular y dolor facial.
    • Espasmos musculares dolorosos.
    • Sensación de picazón, hormigueo o ardor en brazos y piernas.
  • Otros síntomas cerebrales y neurológicos:
    • Disminución del período de atención, de la capacidad de discernir y pérdida de memoria.
    • Dificultad para razonar y resolver problemas.
    • Depresión o sentimientos de tristeza.
    • Vértigos y mareos.
    • Hipoacusia.
  • Síntomas sexuales:
    • Problemas de erección.
    • Problemas con la lubricación vaginal.
  • Síntomas del habla y de la deglución:
    • Lenguaje mal articulado o difícil de entender.
    • Habla lenta.
    • Problemas para masticar y deglutir.

La fatiga es el síntoma más común y molesto a medida que la EM progresa. Mientras que algunos de estos síntomas son evidentes, otros tales como la fatiga, los problemas sensitivos, y los de memoria y concentración son a menudo síntomas ocultos. Estos pueden ser difíciles de describir a los demás y a veces los familiares y cuidadores no entienden los efectos que éstos tienen sobre la persona con EM, su empleo, actividades sociales y calidad de vida.

Muchos de estos síntomas tienen una fácil solución si se reconocen adecuadamente y se ponen las medidas diagnósticas y terapéuticas oportunas. En mucha ocasiones su control requerirá de una combinación de tratamientos farmacológicos y terapias físicas, tales como fisioterapia, logopedia o terapia ocupacional.

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