Nabo, rábano, hinojo, colinabo, tupinambo, apionabo, chirivía, zanahoria, boniato, remolacha, chufa y la más famosa de todas: la patata. En los libros de cocina carmelita de Santa Teresa ya existen referencias a las patatas fritas. Me imagino que un “bicho” aparentemente tan feo como una patata al verlo por primera vez no resultaría muy apetecible. Pero si pruebas unas buenas patatas fritas, estas perdido. Ya estás enamorado de la patata para siempre. Es un ingrediente increíblemente versátil y que ocupa un gran puesto en cocinas de todo el mundo. Haz ahora el mismo ejercicio mental con todos sus familiares: tubérculos y hortalizas de raíz. Hay todo un mundo de posibilidades y es una pena que se nos esté olvidando que están ahí estas humildes, baratas y saludables delicias. Desde una sopa, una leche vegetal como la horchata o un sofisticado postre. En la web puedes aprender a preparar unos deliciosos bombones de boniato por ejemplo. Las hortalizas de raíz dan mucho juego en la cocina y nutricionalmente no podemos olvidar que son los “almacenes” o reservas de nutrientes que estas plantas atesoran bien escondidos bajo tierra.
El nabo aunque relegado con la llegada de la patata, fue un alimento importantísimo en Europa y en la dieta mediterránea. Es muy antioxidante pudiendo así ayudar a prevenir algunas enfermedades. Es bajo en calorías y aporta vitaminas y minerales. Sus hojas también son deliciosas. Las más tiernas se conocen como nabizas o grelos, a mi me encantan en ensalada. Tanto el nabo como sus hojas dan mucho sabor a las sopas (ver “Sopa jardinera con mijo”) y resultan muy reconfortantes los días lluviosos y fríos. La receta de hoy es un mix de sabores y texturas de vegetales “subterráneos” que seguro que no has probado ¿Te atreves?
CONSUME GRAN VARIEDAD DE VEGETALES DE TEMPORADA
Ingredientes
25 minutos / 2 personas
Para la crema
- 1 nabo mediano (150g)
- 1 patata pequeña (150 g)
- 1 la parte blanca de un puerro (100g)
- aceite de oliva virgen extra AOVE
- agua mineral o filtrada
- sal marina
Para los chips
- patata
- boniato
- remolacha roja fresca
Para hacer los chips: Limpia bien los tubérculos especialmente si los vas a usar con piel*. Corta con una mandolina los tubérculos en rodajas muy finas y extiéndelos sobre una bandeja con papel de hornear. Con la ayuda de una brocha de cocina pinta ligeramente con un poco de AOVE. Hornea a 170 grados unos 8-10 min o hasta que estén deshidratados y crujientes. Prueba. Sala los chips una vez fuera del horno (si quieres, salar es opcional).
Para hacer la crema lava y limpia bien las verduras. Pela la patata.
En el fondo de una cazuela dora ligeramente las verduras picadas con 3-4 cucharadas de AOVE. Sala y cubre con agua. Deja hervir a fuego medio unos 20 minutos o hasta que la patata esté blanda. Bate bien y prueba de sal. Sirve con chips crujientes y calentitos por encima.
TIPs:
*Para los chips puedes usar los tubérculos con piel especialmente si son ecológicos. Lo ideal es limpiarlos con un cepillo, los hay de coco y fibras naturales especialmente para tal fin. También puedes usar cualquier cepillo limpio que tengas exclusivamente para esto. Seca bien antes de hornear y no pierdas de vista el horno para que no se quemen. Cuando los tubérculos no son ecológicos es mejor pelarlos ya que gran cantidad de los pesticidas y herbicidas sintéticos se acumulan en la piel.
Textura de la crema. Una vez cocinada las hortalizas, retira el caldo a un vaso con una cuchara. Según bates añade en función de la densidad que desees. Si te sobra caldo tómatelo tal cual o guárdalo para otra receta. Los ingredientes de esta crema la hacen bastante sedosa, no es necesario añadirle nada más. Ni mantequilla, ni quesitos, ni leche, ni otro tipo de grasa. Eso no le va a añadir untuosidad sino calorías y enmascara el sabor. Es preferible que batas más tiempo que retirar parte de la pulpa del puré con un chino o colador. Si le quitas la fibra pierdes una parte importante del plato.
Horneado de los chips. Las patatas están más ricas si toman un tono ligeramente tostado. En cambio el boniato y la remolacha es preferible que no pierdan su bonito color del todo. Si llegan a ponerse marrones amargarán y habrán perdido gran parte de sus propiedades nutricionales.
¡ Hay hortalizas que se merecen la ola! ¿Cuantas vegetales conoces que no has probado nunca? Lo alucinante es que bien preparadas y combinadas pueden ser una delicia aunque en principio no te seduzca nada la idea. Por otro lado, la calidad de las verduras que consigas es muy importante. Antes creía que un puerro era de lo más aburrido, pero la primera vez que comí un puerro de mi propio huerto, ósea de los de verdad, casi lloro de la emoción. No me podía creer que un simple puerro pudiera tener tantos matices de sabor simplemente cocido con un poco de aceite. Por no hablar de lo bien que sienta un producto de calidad. Seguro que has comido zanahorias crudas, ¿y una chirivía ? Todo un descubrimiento.